Como piedras vivas somos edificados en la casa y el altar de Dios

Orígenes nació en Alejandría hacia el año 185. Su padre, erudito bíblico y profesor, fue ejecutado por el Estado cuando Orígenes era todavía un joven por negarse a renunciar a Cristo, y toda la propiedad de la familia fue confiscada.  Continuó sus estudios bíblicos y de filosofía griega en Alejandría y más tarde abrió su propia escuela en Cesarea. Escritor prolífico, Orígenes escribió numerosos comentarios a las Escrituras y casi 2000 tratados sobre teología y oración.  En el año 250 fue encarcelado y torturado por su fe durante una persecución y murió cuatro años después a causa de sus heridas.

Se dice que todos los que creemos en Cristo Jesús somos piedras vivas, según las palabras de la Escritura: Pero vosotros sois piedras vivas, edificadas como casa espiritual en un sacerdocio santo, para que ofrezcáis sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.

Cuando observamos un edificio terrenal, podemos ver que las piedras más grandes y fuertes son las primeras que se colocan como cimientos, para que el peso de toda la estructura pueda descansar sobre ellas con seguridad. De la misma manera, entiéndase que algunas de las piedras vivas se convierten en los cimientos del edificio espiritual. ¿Cuáles son estas piedras vivas colocadas en los cimientos? Son los apóstoles y los profetas. Eso es lo que dice Pablo cuando enseña: Hemos sido edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la piedra angular nuestro Señor Jesucristo mismo.

Vosotros, oyentes, debéis aprender que Cristo mismo es también el fundamento del edificio que ahora describimos, para que os preparéis con más ganas para la construcción de este edificio y os convirtáis en piedras más cercanas a los cimientos. Como dice el apóstol Pablo: No se puede poner otro fundamento que el que ya está puesto: Me refiero a Cristo Jesús. Bienaventurados, pues, los que construyen una estructura religiosa y santa sobre tan noble fundamento.

En este edificio de la Iglesia debe haber también un altar. Creo que si los que estáis dispuestos y deseosos de orar, ofrecéis peticiones y oraciones de súplica a Dios día y noche, os convertiréis en las piedras vivas del altar que Jesús está construyendo.

Considerad qué alabanzas se atribuyen a estas piedras que componen el altar. Se dice que todos los que creemos en Cristo Jesús somos piedras vivas, según las palabras de la Escritura: Pero vosotros sois piedras vivas, edificadas como casa espiritual en un sacerdocio santo, para que ofrezcáis sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.
Por eso, estos que fueron capaces de orar con una sola mente, una sola voz y un solo espíritu, quizá sean dignos de formar juntos un solo altar, donde Jesús pueda ofrecer su sacrificio al Padre.

Procuremos ponernos de acuerdo entre nosotros y tener una sola mente y una sola voz. Que nunca nos peleemos ni actuemos por vanagloria. Pero que permanezcamos unidos en la creencia y el propósito. Entonces, incluso nosotros podemos esperar convertirnos en piedras aptas para el altar.

¿Cuáles son esas piedras? Tal vez esas piedras sin cortar y sin mancha sean los santos apóstoles, todos ellos haciendo un solo altar, debido a su unidad de mente y corazón. Porque se sabe que, de común acuerdo, todos abrieron sus labios para orar: Tú, Señor, conoces los corazones de todos.

Orígenes

1 Pedro 2:1-10
1 Corintios 3:9-17