El Espíritu nos trae a Dios

«Y entre el trono y los cuatro seres vivientes y entre los ancianos vi un Cordero de pie, como inmolado, con siete cuernos y con siete ojos, que son los siete espíritus de Dios enviados a toda la tierra». (Apocalipsis 5: 6).

Ya hemos puesto atención en el significado de los cuernos que simbolizan fuerza y poder, en este caso siete cuernos que significan poder perfecto. Los ojos denotan la capacidad de Jesús de ver todo; note nuevamente el número siete, su conocimiento es perfecto y completo. Entonces surge la pregunta: ¿Cómo se comunicará en la tierra este poder y conocimiento perfectos de Jesús en el cielo? Aquí se nos da la respuesta: por los siete Espíritus, «El Cordero tiene siete cuernos y ojos [refiriéndose a la omnipotencia y omnisciencia de Jesús] que son los siete espíritus de Dios enviados a toda la tierra». Es el Espíritu que trae la fortaleza y la sabiduría de Cristo para el mundo que equivale a él como mediador de la presencia de Cristo. Así es como el Cristo ascendido, que está corporalmente en el cielo, puede pararse entre los candeleros de las iglesias de Asia Menor. El Espíritu Santo es el Espíritu de Jesús (cf. Hechos 16: 6).

Esta obra de mediar la presencia de Cristo ocurre en todo el mundo, se universaliza.

Jesús les dijo a sus discípulos: «Sin embargo, les digo la verdad: les conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Consolador no vendrá a ustedes. Pero si me voy, te lo enviaré». (Juan 16: 7). Mientras estuvo en la tierra en la carne, Jesús estaba limitado por el espacio y el tiempo, no podía estar en dos lugares a la vez. Pero ahora, con el envío del Espíritu, todo ha cambiado porque no hay barreras de tiempo ni de espacio que impidan que sus seguidores tengan una relación íntima con él en todas partes y en cada momento. De hecho, es aún más íntimo porque mientras Jesús estaba en la tierra con sus discípulos, ahora por Su Espíritu está en sus discípulos.

Pero puedes estar pensando: «¿No está Dios en todas partes de todos modos? ¿No es eso parte de la definición de Dios, que él es omnipresente?» Eso es cierto, por supuesto. Pero la forma en que se experimenta la presencia de Dios y el significado de su presencia variarán. Se nos ha dado una idea de cómo es la presencia de Dios en el cielo en toda su impresionante grandeza. Pero eso no significa que esté confinado allí. Como escribió Stephen Charnock, el teólogo puritano, el cielo «es la corte de su majestuosa presencia, pero no la prisión de su esencia.» Jonathan Edwards hace un punto similar, «El cielo es el palacio o cámara de presencia del Ser Supremo que es a la vez la causa y fuente de todo amor santo. Dios, de hecho, con respecto a su esencia está en todas partes. Él llena el cielo y la tierra. Sin embargo, en algunos casos se dice que está más especialmente en algunos lugares que en otros. Se dijo antiguamente que habitaba en la tierra de Israel sobre todas las demás tierras, y en Jerusalén sobre todas las demás ciudades de esa tierra, y en el templo sobre todas las demás casas de esa ciudad, y en el lugar santísimo sobre todos los demás apartamentos en ese templo, y en el propiciatorio sobre el arca sobre todos los demás lugares en el lugar santísimo. Pero el cielo es su morada por encima de todos los demás lugares del universo».

Quizás el pensamiento más impresionante de todos es que el Espíritu séptuple trae a Dios a las almas de los pecadores redimidos. Agustín proclamó en uno de sus sermones: «El corazón del creyente no es demasiado pequeño para él, aunque el templo de Salomón lo sea».