Declaración de Jerusalén

En el nombre de Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo:

Nosotros, los participantes en la Conferencia Global del Futuro Anglicano (GAFCON – Global Anglican Future Conference), reunidos en la tierra que vio nacer a Jesús, expresamos nuestra lealtad como discípulos del Rey de Reyes, nuestros señor Jesús. Con gozo asumimos su mandato de proclamar la realidad de su reino, el que fue anunciado por primera vez en esta tierra. El evangelio del reino es el mensaje de las buenas nuevas de salvación, liberación y transformación disponible para todos. A la luz de lo anterior, acordamos trazar juntos un camino hacia delante que promueve y protege el evangelio bíblico y la misión al mundo. Solemnemente afirmamos las siguientes declaraciones de ortodoxia que reflejan nuestra identidad Anglicana.

1. Nos regocijamos en el evangelio de Dios a través del cual hemos sido salvados por gracia, por medio de la fe en Jesucristo, por el poder del Espíritu Santo derramado sobre nosotros. Puesto que él nos amó primero, nosotros le amamos y como creyentes queremos demostrar frutos de amor, continuo arrepentimiento, esperanza viva y acción de gracias a Dios en todas las cosas.
2. Creemos en las Santas Escrituras: Antiguo y Nuevo Testamento, como la Palabra de Dios escrita y que contiene todo lo necesario para la salvación. La Biblia debe ser traducida, leída, predicada, enseñada y obedecida según su mensaje evidente y canónico, conscientes de la lectura histórica y consensual de la iglesia.
3. Reconocemos los cuatro Concilios Ecuménicos y los tres Credos históricos como expresión de la regla de fe de la iglesia que es una, santa, católica y apostólica.
4. Reconocemos los Treinta y Nueve Artículos contienen la verdadera doctrina de la iglesia conforme a la Palabra de Dios que es autoritativa para los Anglicanos hoy día.
5. Con alegría proclamamos el Señorío único y universal de Cristo, Verbo e Hijo de Dios, único salvador de la humanidad del pecado, el juicio y el infierno; quien vivió la vida que nosotros no podemos vivir y murió la muerte que nosotros merecemos. Por medio de su muerte expiatoria y gloriosa resurrección, aseguró la redención de todo quien viene a él en fe y nuevo nacimiento.
6. Nos regocijamos en nuestra herencia Anglicana litúrgica y sacramental que es una expresión del evangelio y reconocemos el Libro de Oración Común de 1662 como el estándar verdadero y autoritativo para la adoración y la oración, que debe ser traducido y adaptado localmente para cada cultura.
7. Reconocemos que Dios ha llamado y dotado a obispos, presbíteros y diáconos en sucesión histórica para capacitar a todo el pueblo de Dios para su ministerio en el mundo. Reconocemos el Ordinal Anglicano como estándar autoritativo para las órdenes clericales.
8. Reconocemos que Dios ha creado al ser humano como hombre y mujer y el inmutable estándar del matrimonio cristiano entre un hombre y una mujer como el lugar apropiado para la intimidad sexual y la base de la familia. Nos arrepentimos de nuestro fracaso al no mantener este estándar y llamamos a renovado compromiso de fidelidad vitalicia en el matrimonio y abstinencia para aquellos que no están casados.
9. Aceptamos con alegría la Gran Comisión de nuestro Señor Resucitado de hacer discípulos en todas las naciones, de buscar a aquellos que no conocen a Cristo y bautizar y edificar a los creyentes.
10. Estamos conscientes de nuestra responsabilidad de ser buenos administradores de la creación de Dios, de afirmar y abogar por la justicia en la sociedad, y de buscar aliviar y empoderar al pobre y al necesitado.
11. Estamos comprometidos con la unidad de todos aquellos que conocen y aman a Cristo y construir auténticas relaciones ecuménicas. Reconocemos las órdenes y jurisdicción de todos los Anglicanos que sostienen la fe y práctica ortodoxa, y los animamos a unírsenos en esta declaración.
12. Celebramos la diversidad entre nosotros, dada por Dios, que enriquece nuestra comunión global, y reconocemos libertad en aquellos tema de práctica y adoración en los que la Biblia no se pronuncia. Nos comprometemos a trabajar juntos para buscar lo que agrada a Cristo en aquellos temas que nos separan.
13. Rechazamos la autoridad de aquellas iglesias y líderes que han negado la fe ortodoxa, ya sea en palabra como en hecho. Oramos por ellos y los llamamos a arrepentirse y volverse al Señor.
14. Nos regocijamos en la esperanza del retorno de Jesús en gloria, y mientras esperamos este evento final de la historia, le alabamos por la manera en que edifica su iglesia a través de su Espíritu, cambiando vidas milagrosamente.

Jerusalén
29 de Junio, 2008