1 Juan 2:12-14 - Vencer al maligno

«Les he escrito a ustedes, jóvenes, porque son fuertes y la palabra de Dios permanece en ustedes y han vencido al maligno» (1 Juan 2:14 NBLA).

Todos los años los estudiantes salían en misión a zonas del país poco evangelizadas. Un año, tuvimos un estudiante que había estado involucrado en la brujería tradicional antes de llegar a ser cristiano. Por ello, no tenía miedo de predicar en casas donde otros se contenían. En una de ellas, un curandero le retó a un duelo. Afirmaba tener superpoderes que le permitían comer alimentos totalmente ofensivos al paladar sin sufrir daños. Si al estudiante su Dios podía protegerlo, el curandero también se convertiría en cristiano. Nuestro estudiante tenía 24 horas para ayunar y orar. Luego volvió a la casa y se unió al hombre en la comida. Cuando no ocurrió nada malo, el curandero declaró que el Dios del estudiante había superado sus propios poderes y, fiel a su promesa, se convirtió en cristiano.

La palabra de Dios nos enseña que la presencia del maligno es una realidad en este mundo. En la Caída, Satanás se mostró enemigo de Dios y de su creación (Gn 3). Cuando Adán y Eva le hicieron caso en lugar de a Dios, se pusieron en manos de Satanás, de modo que toda su vida se desarrolló en una batalla con los poderes del pecado y la muerte. Más adelante en este sermón, Juan nos recordará que su hijo mayor, Caín, cedió al poder del maligno y asesinó a su hermano (1 Juan 3:12). 

Sin embargo, para que la iglesia no se desespere, en esta sección, Juan intercala una pieza poética para ayudarles a recordar la victoria que les corresponde en Cristo. Recuerda a las personas de todas las edades de la iglesia, que también puede leerse en sentido figurado como las que se encuentran en diferentes etapas de madurez, la confianza que tienen en Cristo. 
En este poema, Juan puede estar aludiendo a las bendiciones que se encuentran en la nueva alianza profetizada por el profeta Jeremías: «Yo seré su Dios y ellos serán Mi pueblo. … porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande …pues perdonaré su maldad, y no recordaré más su pecado» (Jeremías 31:33, 34). 

Les recuerda tres cosas que ya ha dicho. Primero, que sus pecados han sido perdonados por medio de Cristo (1 Juan 1: 7-2:2). En segundo lugar, que conocen «al que es desde el principio», que ya hemos visto que es el Hijo, Jesucristo. Además, ahora conocen al Padre y viven en comunión con el Dios Trino, ya que la palabra de Dios permanece en ellos (1 Juan 1: 1-3). En tercer lugar, han vencido al maligno saliendo de las tinieblas de la idolatría y caminando en la luz del amor de Dios en Cristo (1 Juan 1: 6-2; 1 Juan 2: 3-11). 

El resultado de ser perdonados, vivir en comunión con Dios en Cristo y caminar en la luz en obediencia a sus mandatos es que los cristianos son «fuertes», la palabra de Dios «permanece» en ellos y han vencido el poder del «maligno» (v. 14). Esto les da confianza frente al ataque de los falsos maestros.

Hoy, demos gracias y tengamos confianza en nuestra posición en Cristo. Calvino escribe: «Somos vencedores antes de enfrentarnos al enemigo, porque nuestra cabeza, Cristo, ha vencido una vez por todas el mundo entero para nosotros» (p. 184). Sean cuales sean nuestras pruebas o dificultades, alegrémonos por el perdón y la restauración en la comunión con Dios, y encontremos fuerza al permanecer en su palabra y vencer al maligno.