1 Juan 2:18-23 - Han venido muchos anticristos

«Hijitos, es la última hora, y así como oyeron que el anticristo viene, también ahora han surgido muchos anticristos. Por eso sabemos que es la última hora.» (1 Juan 2:18 NBLA)

La primera clase que impartí como nuevo miembro de la facultad en un instituto teológico fue la Doctrina de Cristo. Preparé el curso con gran expectativa, suponiendo que la doctrina de Cristo, como divino y humano tal como se expone en las Escrituras y se afirma en los antiguos credos de la Iglesia, sería plenamente aceptada por los estudiantes. Me consternó descubrir que algunos se oponían a la doctrina y argumentaban que, si Cristo fuera Dios, el mundo entero se habría derrumbado cuando murió en la cruz. Por lo tanto, argumentaban, Jesús no podía ser divino. Después de orar y consultar con mis colegas, intenté demostrar a partir de las Escrituras que Jesús es realmente el Hijo de Dios. Pero ninguna prueba pudo persuadir a uno de ellos de lo contrario y el estudiante terminó el curso sin dejar esa creencia.

En esta sección, Juan explica que la iglesia se ha encontrado con un problema similar. Hay miembros que niegan que Jesús sea el Cristo (v. 22) y que han abandonado la comunidad manteniendo esa creencia. Juan explica que la iglesia no debe sorprenderse por esto ya que es la «última hora». 

Juan utiliza la expresión «la hora» varias veces en su Evangelio (por ejemplo, Juan 2:4; 4:21; 5:28; 17:3). Se refiere a una nueva etapa en los propósitos redentores de Dios para el mundo. En este caso, la «última hora» es el tiempo que transcurre entre la ascensión de Cristo y su segunda venida, período de lo que Jesús dijo que traería dificultades sin precedentes para los creyentes (Marcos 13:19). 

Una característica de este tiempo es la multiplicación de falsas enseñanzas sobre la persona de Jesucristo (Marcos 13:21-22). Sólo Juan en el Nuevo Testamento los llama «anticristos». Se ganan esta designación porque son de la casa. Han surgido dentro de la comunidad de los que viven en comunión con Dios y entre sí, por medio de Jesucristo. Por lo tanto, Juan afirma que los que profesan estar en Cristo, pero enseñan un Cristo diferente al que enseñaron los apóstoles (1 Juan 1: 1-3) son anticristos.

Estos falsos maestros, explica Juan, no son «de nosotros» (v. 19). No son «del Padre» (1 Juan 2:16) y lo demuestran por su naturaleza divisiva. El hecho de que «salieron» muestra que nunca estuvieron en verdadera comunión con el Padre en Jesucristo.

¿Quién es entonces un verdadero seguidor de Jesucristo? Juan muestra que son aquellos que son «ungidos por el Santo» (v.20). Jesucristo es el Mesías, el «ungido». Los que creen la verdad sobre quién es (1 Juan 1:3) y lo que ha hecho (1 Juan 1: 7; 2:1-2), y que viven en obediencia y amor (1 Juan 2:3-11) muestran que tienen el verdadero conocimiento de Dios. Conocen al Padre por medio del Hijo en el poder del Espíritu Santo. 
Esta es la verdad. La mentira es negar que Jesús es el Cristo, el ungido de Dios (v.21-22). Los falsos maestros negaron la naturaleza divina de Jesucristo y al hacerlo, negaron tanto al «Padre como al Hijo» (v.22). Dios existe en Trinidad. Los que niegan que Jesús es el Hijo, demuestran que no conocen al Padre y, por tanto, no tienen comunión con él (v.23).

Lo que creemos sobre Jesucristo importa. Calvino dice: «Como la luz del sol nos llega por sus rayos, así el conocimiento de Dios se ha comunicado por medio de Cristo» (p.197). Examinemos nuestras propias creencias sobre Jesucristo. ¿Es verdaderamente Dios? Si no lo es, pongamos remedio hoy mismo.