1 Juan 3: 16-18 - En esto conocemos el amor

«En esto conocemos el amor: en que Él puso Su vida por nosotros. También nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos» (1 Juan 3:16 NBLA).

Hace dos años, nos encontramos con un antiguo alumno en una conferencia. Después de casi 18 años, no lo reconocimos. Se presentó como el padre cuya hija habíamos salvado y nos mostró la foto de una hermosa joven. Le miramos interrogantes. Nos recordó la epidemia de sarampión en el norte de Nigeria y cómo su bebé enfermo había recibido una sobredosis de medicamentos en el hospital público y había entrado en coma. Sin dinero y desesperado, había acudido a nosotros en busca de ayuda. Había un hospital misionero privado no muy lejos. Normalmente no habríamos tenido suficiente dinero a mano, pero unos meses antes, cuando estábamos en casa en el Reino Unido, un simpatizante nos puso un sobre con dinero en la mano y nos susurró: «Es para gastos médicos de estudiantes». Inmediatamente llevamos tanto a la niña bebé como el dinero al hospital y su vida se salvó.

Nuestra amiga había expresado su amor por los estudiantes necesitados, aunque nunca los había conocido. Su sacrificio creó un fondo médico para la universidad que salvó la vida del bebé del estudiante. 

En esta sección, Juan ilustra cómo es el amor en la práctica. En los versículos anteriores, el ejemplo de Caín mostraba que el odio lleva al asesinato. En el v.16, es el ejemplo de Jesucristo el que muestra lo que es el amor porque él «dio su vida por nosotros». En Juan 15:13 Jesús dice: «Nadie tiene un amor mayor que este: que uno dé su vida por sus amigos». Jesús nos ha llamado sus amigos y ha dado su vida por nosotros. Si el amor se expresa satisfaciendo las necesidades vitales de los demás, entonces Jesús ha dado su propia vida en nuestro lugar para que «pasemos de la muerte a la vida» (1 Juan 3:14). Este es el acto supremo de amor que satisface nuestra necesidad más profunda.

Dado lo que Jesús ha hecho por nosotros, nuestras vidas deberían mostrar el mismo amor sacrificado por los demás. Calvino explica: «[Juan] quiere decir que nuestros sentimientos deben estar formados y regulados de tal manera que deseemos dedicar nuestra vida y también nuestra muerte primero a Dios y luego al prójimo» (p. 219). La esencia del amor es el sacrificio por los demás. Contrasta fuertemente con el odio de Caín que sacrificó la vida de su hermano.

En el v. 17, Juan da un ejemplo práctico de lo que significa amar con sacrificio en el contexto de la iglesia local. Los que han sido bendecidos con los bienes materiales del mundo tienen todo lo que necesitan para mantener la vida y más. Por otro lado, los miembros de la congregación que carecen de los bienes materiales necesarios para mantener la vida están necesitados. La forma en que Dios los provee es a través de la generosidad de los que tienen más que lo necesario. Es el amor de Dios el que les impulsa a dar. Si cierran sus corazones contra los necesitados, muestran que el amor de Dios no «mora en ellos». Son lo mismo que el malvado Caín.

El resumen de la cuestión es que los cristianos están llamados a demostrar el amor de Dios de forma práctica. El predicador Juan apela a sus oyentes: «Hijitos, no amemos de palabra ni de palabra, sino de obra y de verdad» (v. 18). El amor se demuestra tanto con actos de generosidad como con la adhesión a la verdad sobre la persona y la obra de Jesús (1 Juan 2:22-23). La verdad y las expresiones prácticas de amor van de la mano.

Examinemos hoy nuestros propios corazones. ¿Caminamos en la verdad? ¿Demostramos el amor de Dios con una entrega generosa y abnegada?