2 Crónicas 34: Dios le confió algo a un niño de ocho años

Cuando tenía ocho años, me sentí muy especial. Mi abuelo me confió su utilidad (nombre de una camioneta en Australia) cuando me enseñó a conducirla en su granja. Pensé que era fantástico. Mis amigos estaban tan celosos.

Cuando Josías tenía ocho años, se habría sentido muy especial, porque Dios le confió todo su plan para salvar al mundo cuando lo nombró rey de Judá (2 Crónicas 34: 1).

Por supuesto, el padre y el abuelo de Josías también eran reyes, pero no confiaban en el plan de Dios de usar el pequeño reino de Judá para salvar al mundo. ¿Quizás creían que Dios quería Hacer a Judá Grande Otra Vez para poder salvar al mundo? En cualquier caso, debe haber sido muy difícil confiar en el plan de Dios, al ser un rey de un pequeño reino rodeado de superpotencias como Egipto y Asiria.

El padre de Josías, Amón, y el abuelo, Manasés, ciertamente actuaron como si el plan de Dios necesitara su ayuda para tener éxito mientras cubrían sus apuestas con el mundo, las naciones circundantes y sus dioses falsos. Debe haber sido fácil convencerse a sí mismos de que realmente estaban trabajando hacia los mismos fines que Dios, solo que por un medio diferente. Pero aquellas medias verdades, presentadas como si fueran verdades completas, fueran simplemente mentiras.

Una verdad a medias que Amón y Manasés querían creer era que Dios quería proteger y bendecir a la nación que creó tal como salvó a su pueblo de Egipto. La verdad completa es que Dios quería proteger y bendecir a los fieles que él había reunido desde Egipto.

Una verdad a medias que querían creer era que Dios protegería su Templo y Jerusalén para proteger su propio nombre. La verdad completa era que Dios protegería su Templo y Jerusalén para proteger a un pueblo que honrara su nombre. Dios no quería que un pueblo infiel llevara su nombre; personas que lo deshonraron ante las naciones vecinas.

Josías, de ocho años, parecía comprender la verdad a medias de que Dios quería hacer a Judá grande de nuevo y entendía toda la verdad de que Dios quería que Judá volviera a ser fiel.

Esta claridad de pensamiento intransigente demostrada por el joven Josías no sorprende a quienes tenemos hijos o hemos trabajado en el ministerio de niños y jóvenes. Es evidente que Dios habita en sus corazones por Su Espíritu Santo, revelándoles la verdad con tanta claridad y precisión que nos sentimos humillados (comparar Mateo 18: 3).

Cuando Josías revisó la historia de Judá e Israel, habría visto que Dios había luchado por el fiel rey David y se había apartado de los reyes infieles y transigentes. Entonces, Josías modeló su reinado en el rey David. Si Dios quería un reino fiel, Josías le daría un reino fiel y confiaría en él para protegerlo. Y así, Josías actuó.

Muchos de nosotros tenemos el lujo de tener creencias sobre las que rara vez, si es que alguna vez, estamos llamados a actuar. No así Josías. Sus actos reflejaron sus creencias. Confió en Dios. Comenzó a purgar su reino de todas las prácticas falsas que los reyes anteriores habían introducido en Judá para distraer al pueblo de Dios (2 Crónicas 34: 3).

El punto culminante de la historia de Judá anterior al exilio fue cuando Dios le confió a un niño de ocho años su plan para salvar el mundo.

Canon Craig Roberts, director ejecutivo, y sus colegas de Anglican Youthworks en Australia proporcionan la serie de devocionales Levantan sus Corazones para el mes de marzo de 2021. La devoción de hoy fue escrita por Andrew Baartz. Puede encontrar más recursos excelentes de Youthworks aquí.