Devoción del 14 de Enero

Lecturas: San Marcos 1: 4-11

Como seres humanos, siempre estamos involucrados en una serie de asociaciones y disociaciones. ¿Qué sucede, por ejemplo, cuando una persona se presenta a otra? Bueno, normalmente uno elegiría con mucho cuidado qué decir y qué no decir; qué incluir y qué excluir. Se podría mencionar a qué escuela asistió, pero evitar mencionar dónde se crio; o quizás mencionar quién es su pastor, pero evitar mencionar quién es su padre. Como un ingeniero de sonido que ajusta cuidadosamente las diferentes perillas de un mezclador de sonido para obtener el mejor sonido, ajustamos de manera similar las perillas de asociación / disociación para que funcionen de la mejor manera posible.

La lectura de hoy trata sobre el relato del bautismo de Jesús. Debe ser un evento importante ya que los cuatro evangelistas lo incluyen en sus evangelios. El bautismo de Juan fue un bautismo de arrepentimiento. Personas de diferentes ámbitos de la vida llegaron a reconocer sus pecados y se comprometieron a vivir una nueva vida de obediencia. Empero, ¿por qué necesitaría Jesús ser bautizado? No tenía pecados de qué arrepentirse. El bautismo de Jesús, de hecho, fue un acto de asociación con nosotros y particularmente con nuestros pecados. Si bien era contradictorio que el santo se identificara con los pecadores, esta no era la primera vez. Dios siempre se ha asociado con su pueblo: es el «Dios de Abraham, Isaac y Jacob», el «Dios de Israel», y la lista continúa. En la encarnación, Dios estaba mostrando su amor inagotable a la humanidad asumiendo su propia naturaleza. En su bautismo, Jesús no se aleja de nuestro pecado, sino que se asocia con la asquerosidad de nuestra caída. En Cristo, Dios se asocia con nosotros «hasta la muerte».

La asociación de Dios con nosotros y nuestro pecado no es por necesidad, sino más bien por su libre elección. Un conocido teólogo dijo una vez: «el Dios que es dios sin nuestra participación eligió ser Dios con nosotros». Cuán reconfortante es saber que Dios persiste en elegir asociarse con nosotros.

Oración
Padre celestial, en el Jordán revelaste a Jesús como tu Hijo: que lo reconozcamos como nuestro Señor y sepamos que somos tus hijos amados; por Jesucristo nuestro Salvador. Amén.