Edén Superado

«Después el ángel me mostró un río de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero, en medio de la calle de la ciudad. Y a cada lado del río estaba el árbol de la vida, que produce doce clases de fruto, dando su fruto cada mes; y las hojas del árbol eran para sanidad de las naciones.  Ya no habrá más maldición. El trono de Dios y del Cordero estará allí, y Sus siervos le servirán. Ellos verán Su rostro y Su nombre estará en sus frentes. Y ya no habrá más noche, y no tendrán necesidad de luz de lámpara ni de luz del sol, porque el Señor Dios los iluminará, y reinarán por los siglos de los siglos.»
(Apocalipsis 22: 1-5 NBLA).

En el capítulo 22 nos movemos de la ciudad al jardín o más bien descubrimos que es una ciudad jardín. El mundo antiguo comúnmente tenía jardines alrededor de sus templos; de hecho, el término «paraíso» era la palabra persa para jardín. Entonces, tal vez la visión que se le está dando a Juan es que el acceso a la ciudad es a través de un jardín o tal vez es una ciudad decorada con jardines. Sea lo que sea, no debemos perder de vista el hecho de que esta no es una guía turística de la nueva creación, una especie de «mapa del cielo de Google»; es el simbolismo lo que importa.

Seguramente no es una mera coincidencia que Génesis 3 termine con el camino de regreso al Edén bloqueado por un ángel (Gn. 3:24) mientras que Juan es introducido al nuevo Edén por un ángel, 22:11; «Entonces el ángel me mostró ...». Lo que se le muestra al profeta es un río. Una de las cosas más notables de este río es que no fluye al lado de la ciudad o incluso dentro de la ciudad y luego vuelve a salir como lo haría normalmente con ciudades antiguas como, por ejemplo, Babilonia. En cambio, brota del interior de la ciudad misma, asegurando una fuente continua que viene del trono de Dios y del Cordero.

Como vimos en los capítulos 4 y 5 del Apocalipsis, el trono de Dios se encuentra en el centro del universo en la antigua creación; aquí se encuentra en el centro del nuevo universo, ocupado por los mismos gobernantes, Dios (el Padre) y el Cordero (Dios el Hijo). También vemos en 22: 3 que el trono de Dios y el Cordero (plural) estará en la ciudad y sus siervos lo (singular) adorarán. Lo que fluye del trono son las «aguas de vida» que en el Evangelio de Juan se asocian con el derramamiento del Espíritu Santo (Jn. 7:38, ver también Ezequiel 47). Una vez más nos encontramos con el único Dios verdadero en toda su majestad trina y vivificante: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Esta es la Trinidad de la tierra nueva que ha sido tocada por el cielo. Es una imagen impresionante que debe ser disfrutada por los creyentes.

La imagen del río brillando como cristal probablemente refleja la luz de la gloria de Dios mencionada en el capítulo 21:23. Fluye con toda su dulce pureza por el medio de la calle principal de la ciudad. ¡Esto contrasta enormemente con lo que normalmente habría corrido por las calles de muchas ciudades romanas que eran alcantarillas abiertas! Esta agua es limpia, pura y refrescante, accesible a todos los habitantes del nuevo mundo.

Aquí están las bases para que nos animemos a ser como los santos enumerados por el escritor de Hebreos en el capítulo 11, anhelando un país mejor, uno celestial, sabiendo que Dios ha preparado una ciudad para nosotros.