El Espíritu nos lleva a Jesús

 «Él me glorificará porque de mí recibirá lo que a ustedes dará a conocer» (Jn. 16:14).

El enfoque principal a lo largo del Libro de Apocalipsis inspirado por el Espíritu séptuple está en el mismo Señor Jesús. La obra principal del Espíritu es hacer que el pueblo de Dios fije su corazón y su mente en Cristo. Por lo tanto, tenemos estas magníficas e inspiradoras presentaciones a las iglesias: «Estas son las palabras del que sostiene las siete estrellas en su mano derecha y camina entre los siete candeleros de oro»; «Estas son las palabras del Primero y del Último, que murió y volvió a la vida»; «Estas son las palabras del que tiene una espada aguda de doble filo»; «Estas son las palabras del Hijo de Dios, cuyos ojos son como fuego ardiente y cuyos pies son como bronce bruñido».

Así es como C.H. Spurgeon describe este papel particular del Espíritu que honra a Cristo: «Siempre es obra del Espíritu Santo desviar nuestros ojos de nosotros mismos a Jesús; pero la obra de Satanás es justamente lo opuesto a esto, porque constantemente está tratando de hacernos considerarnos a nosotros mismos en lugar de a Cristo ... Nunca encontraremos la felicidad al mirar nuestras oraciones, nuestras acciones o nuestros sentimientos; es lo que Jesús es, no lo que nosotros somos, lo que da descanso al alma. Si queremos vencer a Satanás de inmediato y tener paz con Dios, ha de ser por ‘mirar a Jesús’». 

El Espíritu Santo es como el sol, no estamos destinados a mirarlo directamente, sino por él mirar a Jesús y entender todo lo demás a su luz. Robert Murray M’Cheyne capta este pensamiento a la perfección: «Aprenda mucho del Señor Jesús. Por cada mirada a ti mismo, mira diez veces a Cristo. Es completamente encantador. Tanta majestad infinita y, sin embargo, tanta mansedumbre y gracia, y todo para los pecadores, incluso el más grande. Vive mucho en las sonrisas de Dios. Disfruta de Sus rayos. Siente Su ojo, que todo lo ve, posarse sobre ti con amor, y reposa en Sus poderosos brazos ... Deja que tu alma se llene con un sentimiento deslumbrante de la dulzura y excelencia de Cristo y todo lo que hay en Él.»

Esto tiene un efecto transformador. El Espíritu nos cambia con este mensaje para llegar a ser más como el que es el contenido y el creador del mensaje, el Señor Jesucristo. Kevin J. Vanhoozer escribe: «La Escritura es tanto la cuna donde yace el Cristo encarnado como el cetro por el cual el Cristo ascendido ahora gobierna la iglesia». El ejercicio de ese cetro del Cristo ascendido es muy evidente en las siete cartas, pero no solo esas, todo el Apocalipsis es en un sentido el cetro extendido al pueblo de Dios en todas partes y en todo momento. Su propósito es doble: informarnos acerca de Cristo y formar a Cristo en nosotros.