Elegir el camino de la Cruz

Uno de los libros más poderosos que he leído y al que vuelvo de vez en cuando es El Refugio Secreto, de Corrie Ten Boom. Me recuerda cómo es caminar con Jesús incluso en los días más oscuros. Su testimonio es honesto y humilde. Corrie Ten Boom no era perfecta, pero trató de someterse a la voluntad del Señor, y eso es un llamado alto. En una ocasión, Ten Boom [quien pasó un tiempo muy duro en un campamento de concentración nazi] contó sobre la ocasión de su encuentro con un guardia nazi después de dar una charla sobre el tema del perdón en Múnich. En resumen, este guardia, al que reconoció, había encontrado el perdón en Cristo y le pedía perdón a ella. Corrie Ten Boom no escatimó en describir la ruda emoción que sintió.

«Me quedé allí con la frialdad afirmando mi corazón. Pero el perdón no es una emoción, eso también lo sabía. El perdón es un acto de la voluntad, y la voluntad puede funcionar independientemente de la temperatura del corazón».  

A veces nos permitimos creer que a menos que el perdón provenga de un lugar de luz y amor, entonces no es auténtico. Corrie Ten Boom describió su experiencia como: «... primero la decisión a sangre fría, luego el torrente de alegría y paz». La autenticidad del perdón proviene de nuestra sumisión a la voluntad de Dios, no de nuestras emociones.

Colosenses 3:12-13
«Entonces, ustedes como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia; soportándose unos a otros y perdonándose unos a otros, si alguien tiene queja contra otro. Como Cristo los perdonó, así también háganlo ustedes» (NBLA).

Estos versículos de Colosenses desafían al cristiano a elegir el camino de la cruz. Gran parte de nuestro camino diario con Jesús consiste en tomar la decisión de hacer precisamente eso: caminar con él. Sólo considerando la primera parte del capítulo 3 se nos dice que «establezcamos nuestro corazón», «fijemos nuestra mente», «hagamos morir», «despojémonos», y ahora se nos dice que «nos vistamos». No se trata de comentarios desechables, sino de afirmaciones seguras hechas con el conocimiento de que tenemos el poder sustentador del Espíritu Santo que vive en nosotros para ayudarnos. Corrie Ten Boom describe otra ocasión en la que ardió de ira durante semanas después de tomar la decisión de perdonar a unos amigos cercanos que le habían hecho daño.  Nos enfrentaremos a la elección descrita en Colosenses 3:15 de dejar «que la paz de Cristo reine en sus corazones…». Esto será a veces un ejercicio diario de imploración para nosotros, pero los beneficios de arrojarnos a los brazos de Jesús superarán con creces cualquier otra cosa que el mundo pueda ofrecer.

En las palabras del maravilloso himno de Helen Lemmel:

Fija tus ojos en Cristo,
Tan lleno de Gracia y Amor,
Y lo terrenal sin valor será,
A la luz del Glorioso Jesús.