En tiempos de angustia, cantad el aleluya al Señor

Agustín nació en el norte de África, de padre romano pagano y madre bereber cristiana.  Pasó su juventud como un auténtico pagano y, en sus Confesiones, describe su paso por una secta herética en Roma y cómo llegó a Cristo por la gracia de Dios y la predicación del obispo Ambrosio de Milán, que lo bautizó en el año 386.  Habiendo entrado de lleno en el camino de Cristo, Agustín regresó a África para convertirse en obispo de Hipona, y es reconocido como uno de los más grandes teólogos de la Iglesia primitiva.

 Cantemos el "Aleluya" aquí abajo mientras estamos angustiados, para poder cantarlo un día allá arriba cuando seamos liberados de las preocupaciones. ¿Por qué estamos preocupados aquí? ¿No anticipas que me preocupe cuando leo: ¿No está la vida del hombre en la tierra llena de pruebas? ¿No anticipas que me preocupe cuando escucho las palabras: Velad y orad para no caer en la tentación? ¿No anticipas que me preocupe cuando la tentación y la prueba abundan tanto que el Padre Nuestro nos ordena decir cuando oramos: Perdona nuestras deudas como nosotros también perdonamos a nuestros deudores?  Todos los días oramos, todos los días somos deudores. ¿Crees que puedo estar libre de preocupaciones cuando cada día pido perdón por mis pecados y por ayuda en el peligro? Cuando he dicho por mis pecados pasados: Perdona nuestras deudas como también nosotros perdonamos a nuestros deudores, paso enseguida a añadir por los peligros que aún están por venir: No nos dejes caer en la tentación. ¿Y cómo puede la congregación estar en seguridad cuando clama conmigo: Líbranos del mal? Y sin embargo, hermanos, en esta mala situación nuestra de aquí abajo debemos cantar "Aleluya" al buen Dios que nos libra del mal.

También aquí, en medio de los peligros y las pruebas, debemos cantar "Aleluya", porque Dios es fiel y no dejará que seáis tentados más allá de vuestras fuerzas, como dice Pablo. Así pues, también aquí debemos cantar "Aleluya".  El hombre sigue siendo pecador, pero Dios es fiel.  La Escritura no dice: No os dejará ser tentados, sino que no os dejará ser tentados más allá de vuestras fuerzas, sino que con la tentación os dará también una vía de escape, para que podáis soportarla. Habéis entrado en la tentación, pero Dios también os proporcionará una vía de escape para que no perezcáis en la tentación. Como el alfarero hace un jarrón, tú has de ser moldeado por la predicación; has de ser cocido por la tribulación.  Pero cuando entres en la tentación, piensa en la vía de escape, porque Dios es fiel: El Señor guardará tu entrada y tu salida.

Y así será también, cuando este cuerpo haya sido hecho inmortal e incorruptible, cuando toda prueba y tentación haya pasado.  Porque el cuerpo está ciertamente muerto -¿y por qué? Por el pecado; pero el espíritu es vida, como dice el apóstol. ¿Por qué? Por la justicia. ¿Es un cuerpo muerto el que entregamos? En efecto, no, porque oíd lo que dice Pablo: Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó a Cristo de entre los muertos dará vida también a vuestros cuerpos mortales.  Así que ahora el cuerpo es de naturaleza animal, luego será espiritual.
 
Qué feliz será nuestro grito de "Aleluya" allí, qué despreocupado, qué seguro de cualquier adversario, donde no hay enemigo, donde ningún amigo perece.  Allí la alabanza se ofrece a Dios, y aquí también, pero aquí es por hombres que están ansiosos, allí por hombres que están libres de preocupaciones; aquí por hombres que deben morir, allí por hombres que vivirán para siempre.  Aquí la alabanza es ofrecida en la esperanza, allí por los hombres que disfrutan de la realidad; aquí por los peregrinos en el camino, allí por los hombres que han llegado a su propio país.

Así pues, hermanos, cantemos ahora el "Aleluya", no para disfrutar del descanso celestial, sino para endulzar nuestro trabajo. Cantad como cantan los viajeros en el camino, pero seguid caminando.  Apacigua tu trabajo cantando, no te dejes llevar por la ociosidad. Cantad, pero seguid caminando.  ¿Qué quiero decir con "caminar"?  Quiero decir que sigan caminando de lo bueno a lo mejor.  El apóstol dice que hay algunos que van de mal en peor, pero si sigues adelante, sigues caminando.  Avanza, pues, en la virtud, en la fe verdadera y en la conducta correcta.  Cantad... y seguid caminando.
 
Agustín de Hipona (354-430)

Romanos 8:9-18
Hechos 16:19-34