I Pedro 1:1-2

Cuando Pedro comienza su carta, presenta la forma en que esta verdadera gracia de Dios cambia todo para el cristiano. Su estado. Ya no son ciudadanos de este mundo. Ahora se han convertido en viajeros, extranjeros en el mundo, pasando por el mundo como exiliados electos, cuya morada celestial está al final de su viaje. Obviamente, Pedro está retomando los temas del Antiguo Testamento, pero en lugar de reforzarlos con las incertidumbres que acosan a los israelitas, Pedro les infunde la seguridad de que, al igual que Jesús, la cabeza perfecta del pueblo de Dios, fue exiliado antes de volver a entrar en su hogar celestial. Así ellos también pueden viajar con confianza.

Su significado. Se habían dispersado entre las naciones, pero en lugar de ser una señal del juicio de Dios ahora, como fue bajo el antiguo pacto, su dispersión era, en realidad, para la salvación de los confines de la tierra. La obra acabada de Jesús en la cruz fue suficiente para la sanación de las naciones, para aquellos en Ponto, Galacia, Capadocia, Asia, Bitinia, y podríamos agregar Nueva Zelanda, China, Suecia, Ecuador, Nigeria e incluso sí, incluso Irlanda. Habían sido enviados al extranjero con la verdadera gracia de Dios, que sigue siendo el único remedio global para la enfermedad que nos acosa a todos.

Su seguridad en medio de su sufrimiento. Debajo de todo esto Pedro explica, independientemente de lo que trajera cada paso del viaje, no importa cuán inquietante o fuerte que la oposición podría ser, estaban a salvo en Dios y su futuro estaba seguro. Nada más que el esfuerzo y el enfoque combinados de Dios, Padre, Espíritu e Hijo se comprometieron con su bien final. El conocimiento previo del Padre significa que nada que le pase a sus hijos toma a Dios por sorpresa. De hecho, en la obra santificadora del Espíritu todo en la vida del cristiano puede emplearse para hacernos más como Jesús. Jesús, que ya ha derramado su sangre, para que podamos ser rociados por ella y, bajo su refugio, crecer en obediencia a él.

La verdadera gracia de Dios transforma el estado, el significado y la seguridad de cada cristiano. Y de hecho, todos probablemente podríamos hacer mucho bien a nosotros mismos y a los demás si reflexionáramos sobre cada uno de estos aspectos, especialmente cuando nos encontramos sufriendo por ser cristianos en el mundo de hoy.

Principalmente, al comenzar Pedro, somos elegidos exiliados de la diáspora a salvo en manos de nuestro Padre celestial. Sin embargo, a diferencia de mis compatriotas, hombres y mujeres, que continúan exportando lo mejor y lo peor de la cultura irlandesa, nuestra gran responsabilidad y privilegio es exportar, explicar y amplificar la palabra misma de la cruz de Cristo. Por eso seguramente vale sufrir la pérdida de todo lo que tenemos, para que otros, tal vez solo uno, pueda ser salvo.

Así comienza nuestro viaje con Pedro al declararnos él esta verdadera gracia de Dios.

Oración
Bendito Señor, que hizo que todas las Sagradas Escrituras se escribieran para nuestro aprendizaje: ayúdanos a escucharlas, y así leer, marcar, aprender y digerirlas internamente: y a través de la paciencia, y del consuelo de tu santa palabra, podamos abrazar y retener para siempre la esperanza de la vida eterna que nos has dado en nuestro Salvador Jesucristo. Amén.