Juan 1:1-5: La historia de todo

¿Cómo entiendes el mundo? ¿Qué historia cuentas del mundo que te rodea? Cada persona y cada cultura tiene una historia diferente sobre el mundo. 

Algunos no ven ninguna historia. Simplemente ven los resultados aleatorios del tiempo y el azar.

Otros ven una historia de auto superación. Un mundo en constante ascenso, basado en la bondad esencial de las personas.

Algunos ven un mundo lleno de espíritus y dioses que necesitan ser complacidos y apaciguados. 

Otros ven el caos, un mundo lleno de ruido y furia, pero sin ningún significado real. 
Hemos reflexionado sobre cómo Jesús vuelve a contar la historia de Dios. Ahora entendemos que Dios es un solo Dios, Padre, Hijo y Espíritu. Pero hay más que decir. La venida de Jesús también nos ayuda a entender la historia de nosotros mismos... la historia de la realidad, la historia de la humanidad. Se nos dice que por medio de la Palabra se hicieron todas las cosas y que sin la Palabra no se hizo nada de lo que se ha hecho (Jn 1:3). 

Los cristianos creen en un mundo que ha sido creado. Este es un pilar fundamental de la visión cristiana del mundo y tiene profundas implicaciones. No vivimos en un universo aleatorio que ha surgido por una combinación de azar y tiempo. Estamos destinados a estar aquí. Nuestro mundo está destinado a ser. 

En Colosenses 1:16 Pablo nos ayuda a ver esto con un enfoque cristológico cuando dice que en Jesús fueron creadas todas las cosas: las que están en el cielo y en la tierra, las visibles y las invisibles, ya sean tronos o poderes o autoridades; todo ha sido creado por medio de él y para él. En Juan 1:4-5 se nos dice que la Palabra, Jesús, es la fuente de la vida y la luz, centrándose en la luz.

Como luz, Jesús lleva el conocimiento de Dios a todas las personas. Esto puede significar tanto la iluminación o la comprensión, como la salvación. La luz, dice Juan en el versículo 5, brilla en las tinieblas. 

Hay oscuridad. Esto es perturbador e insinúa el hecho de que las cosas no son todo lo que deberían ser. Hay una oscuridad en la que la luz puede y debe brillar. Algo ha ido mal y hay una batalla entre la luz y la oscuridad, el bien y el mal. La luz brilla en las tinieblas como un faro que emite un haz de luz penetrante y claro. Las tinieblas no vencen a la luz. La palabra que utiliza Juan puede traducirse como entender o vencer. El comentarista bíblico Don Carson sugiere la traducción ‘dominar’ para captar la ambigüedad. 

Es una ambigüedad interesante. Por un lado, hay un elemento de tragedia en el hecho de que las tinieblas no entienden la luz que es fuente de vida. Por otro lado, hay una nota de esperanza de que la luz en verdad prevalecerá, de que las tinieblas no la vencerán. 
La historia de la Palabra y del mundo se cuenta aquí en los términos cósmicos más amplios posibles. Es la historia de todo.

Vivimos en un mundo que tiene un propósito y una finalidad. 
Vivimos en un mundo creado por y para Jesucristo.
Vivimos en un mundo que está sumido en la oscuridad. 
Vivimos en un mundo donde la luz brilla y no será dominada por las tinieblas.

Estos son los bloques de construcción de una cosmovisión bíblica que puede ayudarnos a vivir en este mundo con un sentido y propósito; una comprensión de que el mundo va a alguna parte y no está fuera de control. Podemos vivir con realismo, reconociendo la realidad de la oscuridad. Y podemos vivir con esperanza, sabiendo que la luz brilla en las tinieblas y no es vencida.