La gran historia de amor - Rut 3:6-18

Una característica de toda buena historia es que nos ‘engancha’. Queremos avanzar, saber lo que sucederá. Al leer una buena historia no somos pasivos, la única forma de extraer todo su mensaje es ser activos en su lectura. Esto es lo que sucede con nosotros al leer el Libro de Rut, esta gran historia de amor. Los eventos que aquí veremos nos relatan a Ruth implementando las instrucciones de Noemí. ¡Todos queremos saber que pasará en la era donde se cosechó la cebada! Ya no es solo la historia de Rut, ha pasado a ser nuestra historia.

1. ¿Dónde sucede todo esto?

Nuestro pasaje anterior finalizó con estas palabras de Rut ‘Haré todo lo que me has dicho’. Por eso nuestro relato se inicia así ‘hizo todo lo que su suegra le había mandado’. La era, el lugar de la alegría, será el lugar donde esta mujer buscará asegurar un futuro para ella y su familia. Se nos describe la situación en términos tan gráficos que sentimos como si realmente estuviéramos allí. Hay gozo, alegría, contentamiento. ¡Cuán diferente al estado de ánimo de Noemí en Moab y al llegar a su tierra! Nos queda claro que Rut no está actuando por iniciativa propia, sino que siguiendo los consejos de su suegra. Es una forma en que el libro nos indica que Rut es una joven honorable y actúa rectamente aún en esta situación tan dramática. 

No podemos pasar por alto este principio. Así como Rut es recta al presentar su caso, nosotros al acercarnos a Dios para ser rescatados no debemos usar triquiñuelas que busquen ‘atrapar’ a Dios. ¿Qué es lo único que tiene Rut para presentar ante Booz? Su gran necesidad. Ella depende completamente de la buena disposición de este pariente cercano. Al meditar en nuestra situación, es claro que al acercarnos a Cristo, nuestro rescatador, debemos ser claros con él y acogernos a su misericordia. 
 
2. ¿Qué es lo que Rut le pide a Booz?
 
Nuestra lectura nos dice que Booz se fue a dormir cerca del montón de cebada, y que estaba ‘alegre’, o sea de buena disposición. Siguiendo las costumbres del país, Rut se ubica a los pies de Booz, y cuando este se da cuenta de esto le pregunta quién es. Ella se identifica y le pide ser rescatada por él. Ha usado los símbolos y costumbres de la época, pero también lo expresa claramente: ‘usted es un pariente que me puede redimir.’

3. ¿Cuál es la reacción de Booz y qué nos enseña sobre el carácter de ambos?

La reacción de Booz parte con Dios. ‘Que el Señor te bendiga, hija mía.’ (v. 10). Una vez más destaca la buena reputación de Rut y nos indica que Rut podría haber optado por ‘soluciones alternativas’, cosa que ella no ha hecho. Ella es una joven viuda recta en su accionar y Booz también actúa rectamente: ‘Haré por ti todo lo que me pidas. Todo mi pueblo sabe que eres una mujer ejemplar’. 

4. ¿Cómo finaliza esta sección?

Booz nos informa a todos (porque a estas alturas, como dijimos, ya no somos lectores pasivos), que hay un pero: él no es el pariente más cercano: ‘si él quiere redimirte, está bien que lo haga. Pero, si no está dispuesto a hacerlo, ¡tan cierto como que el Señor vive, te juro que yo te redimiré!’.
De vuelta en casa, Noemí es informada de todo. Y nuestra sección terminas así: ‘Espérate, hija mía, a ver qué sucede, porque este hombre no va a descansar hasta dejar resuelto este asunto hoy mismo’. ¡En la mente de Noemí ya se están escuchando campanas de boda!, y en las nuestras también. Es que el entusiasmo de Booz nos hace ver la dedicación de Cristo, quien no descansa hasta rescatarnos.
 
Piensa: Somos ciudadanos del tercer milenio y a veces nos cuesta comprender las costumbres de miles de años atrás. Lo que sí destaca es que ambos ‘héroes’ son dignos e íntegros y no buscan sacar provechos mal habidos. ¿Qué se puede decir de tu integridad?

Oración
Ideas para la oración: Agradece a Dios por personas como Booz y Rut, que nos muestran cómo comportarnos en situación de gran necesidad. Pídele fortaleza de carácter para honrarlo en todo. Agradece a Dios porque Cristo no descansó hasta rescatarte.

Libro de Oración Común chileno, página 137
Nuestro Dios que por medio de tu apóstol Pablo, has dicho en tu palabra que no nos has dado espíritu de cobardía sino de poder, de amor y de dominio propio; concede que seamos llenos de tu Espíritu Santo de modo de poder resistir todos los ataques del enemigo en nuestras vidas; mediante Jesucristo nuestro Señor. Amén.