Para que puedas estar lleno de toda la plenitud de Cristo

Aquellos que han sido considerados dignos de avanzar como los hijos de Dios y nacer de nuevo del Espíritu Santo desde lo alto, y que sostienen dentro de ellos al Cristo que los renueva y los llena de luz, son dirigidos por el Espíritu de maneras diversas y diferentes y en su reposo espiritual son guiados invisiblemente en sus corazones por la gracia.

A veces, son como hombres que lloran y lamentan a causa de sus semejantes, y derraman oraciones por toda la raza humana, se sumergen en lágrimas y lamentos, encendidos con amor espiritual por la humanidad.

En otras ocasiones, el Espíritu los enciende con amor y exultación de que, si fuera posible, abrazarían a toda la humanidad, sin discriminación, tanto buenos como malos.

A veces son arrojados por debajo de toda la humanidad en humildad de espíritu, de modo que consideran que la suya es la más baja y abyecta de las condiciones; y a veces son sostenidos por el Espíritu con gozo inefable.

En un momento son como un hombre valiente que se pone la armadura completa del rey y baja a la batalla; él lucha valientemente contra el enemigo y los derrota. De la misma manera, el hombre espiritual toma los brazos celestiales del Espíritu y marcha contra el enemigo y participa en una batalla que pisotea al enemigo bajo sus pies.

En otro momento, el alma descansa en el más profundo silencio, tranquilidad y paz, existiendo en puro placer espiritual y en un reposo inefable y un estado perfecto.

Nuevamente, el alma es instruida por la gracia en un cierto entendimiento en la inefable sabiduría y el inescrutable conocimiento del Espíritu sobre asuntos que ni la lengua ni los labios pueden pronunciar. Por otra parte, el alma se vuelve como cualquier hombre común.

En formas tan variadas, la gracia funciona dentro de ellos y muchos son los medios por los cuales guía al alma, renovándola de acuerdo con la voluntad de Dios y entrenándola de diferentes maneras, para que pueda presentarse ante el Padre celestial puro, completo e irreprensible.

Por lo tanto, nosotros también debemos hacer nuestra oración a Dios y suplicar con amor y con gran esperanza que nos otorgue la gracia celestial del don del Espíritu. Oramos para que nosotros también podamos ser guiados por ese Espíritu y que él nos guíe a la plenitud de la voluntad divina y nos refresque con los variados tipos de su reposo, que con la ayuda de esta guía, ejercicio de gracia y avance espiritual podamos ser considerados dignos de alcanzar la perfección de la plenitud de Cristo, como dice el Apóstol: para que puedas ser lleno hasta la plenitud completa de Cristo.

Homilía anónima del siglo cuarto

Joel 2: 28-32
1 Corintios 12: 1-13

Oración
Dios Todopoderoso,
has enviado a tu Espíritu Santo
a ser la vida y el poder de tu Iglesia:
Misericordiosamente conceda que podamos recibir
los múltiples dones de su gracia
y rendir el fruto del Espíritu
en amor, alegría y paz;
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Amén.