Siempre estoy contigo, hasta el cierre de la época

Juan Cristóstomo, arzobispo de Constantinopla, 397 a 407 d. C, era uno de los más grandes predicadores de la iglesia temprana, sus homilías siendo registradas por taquígrafos y ampliamente circuladas. Existen aún muchos cientos de sus sermones exegéticos sobre los libros mayores de los Antiguo y Nuevo Testamentos y es mejor conocido por sus exhortaciones morales sobre la vida sencilla, que evita el consumo conspicuo de bienes materiales y da generosamente a los pobres y destituidos.

Siempre estoy contigo, hasta el cierre de la época


Ahora los once discípulos fueron a Galilea al monte a lo cual Jesús los dirigió. Y al verlo lo adoraron; pero algunos dudaron. ¿Qué es lo que finalmente les dice, al verlos? Toda autoridad en el cielo y la tierra me ha sido dado. Les habla según su propia humanidad, pues aún no habían recibido el Espíritu, que les elevaría a cosas más altas.

IVayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado. Les da un cargo pensado en la enseñanza y otro concerniente a sus mandamientos. No hace mención alguna sobre el futuro de los judíos. No reta a Pedro por su negación, ni a los demás por su huida. Habiendo puesto en sus manos un resumen de la enseñanza cristiana, que es expresada en la forma del bautismo, los manda ir al mundo entero.

Después de esto, dado que les había encargado grandes cosas, para levantar su coraje, les asegura que él estará con ellos: He aquí, yo estoy con ustedes, hasta el cierre de la época. Ahora, ¿ven la relación de su gloria con su anterior condescendencia? Su mismo poder propio es restaurado, pues lo que había dicho anteriormente fue durante el tiempo de su humildad entre ellos.

Prometió no solo estar con sus discípulos sino también con todos que subsecuentemente creerían después de ellos. Jesús habla a todo creyente como a un solo cuerpo. No me hablan, dice, de las dificultades que enfrentarán, pues, Yo estoy con ustedes, como él que hace todo liviano. Recuerdan que esto también se dice repetidamente a los profetas del Antiguo Testamento. Recuerdan a Jeremías quien objetó que era demasiado joven y a Moisés y Ezequiel quienes se acoquinaron ante el oficio profético. Yo estoy contigo es dicho a todos aquellos. Observa la excelencia de aquellos discípulos quienes fueron enviados al mundo entero. Otros que fueron llamados encontraron como excusarse, pero estos no rogaron ausentarse. 

Entonces, Jesús recuerda a sus discípulos de la consumación de todas las cosas. Busca animarles ir más allá, para que no miraran sólo a los peligros actuales, sino también a lo bueno que llegará a durar para siempre. En efecto, dice, «Estas cosas difíciles por lo cual pasarán se terminan con esta vida actual. Pues, este mundo mismo llegará a su fin, pero lo bueno que disfrutarán permanecerá inmortal, tal como les he dicho antes.»

Habiéndolos vigorizado y sus mentes despertadas por el recuerdo de aquel día venidero, los envió con su promesa: Estoy con ustedes hasta el cierre de la época. Los que viven fielmente deberían extrañamente desear aquel día. Pues, no tememos o estremecémosnos, sino cambiemos también, mientras haya oportunidad, y levantémosnos a salir de nuestros pecados, si es que estemos dispuestos. Pues, si antes de la gracia muchos hicieron eso, ¿cuánto más después de la gracia?

Juan Crisóstomo

Lecturas
Mateo 28:16-20
Juan 14:1-6

Oración
Escucha nuestras oraciones, Oh Señor,
y al confesar nosotros que Cristo
el Salvador del mundo, vive contigo en gloria,
otorga que, tal como él mismo prometió,
podamos percebirlo presente entre nosotros,
hasta el fin de las edades;
quien vive y reina contigo y el Espíritu Santo,
un Dios, para siempre,
Amén