Una gran historia de amor - Rut 3:1-5

Nuestra lectura anterior nos abrió toda un área que no conocíamos. Hay quien puede rescatar a estas mujeres y sacarlas de la precaria situación en la que están. En esta gran historia de amor por fin podemos ver ‘la luz al final del túnel’. Nuestro pasaje, nos hace avanzar hasta ‘un día’, que no es especificado, pero que es cercano porque todavía es la época en que se avienta el grano de cebada. El que Rut le dijera a Noemí que estuvo recogiendo espigas en el campo de Booz hizo que ella viera la situación desde otra perspectiva. En su misericordia, Dios había provisto un mecanismo para evitar que una viuda quedara desamparada: había un ‘redentor’ que la podía rescatar. Aquí veremos como Noemí empieza a actuar proactivamente para restituir a su familia.

1. Noemí ya no está amargada, ¿cómo lo sabemos?

Noemí conoce las costumbres del pueblo de Dios. Sabe que hay un ‘rescatador’ que puede liberarlas de la presente situación. Es evidente que Mara ha dado paso a la vuelta de Noemí. Porque aquí vemos que ella se preocupa del futuro de Rut. Decide buscar para ella ‘un hogar seguro’, un lugar donde estuviera protegida. Ese hogar debe ser provisto por el ‘rescatador’. 

Debemos alabar a Noemí aquí, no está actuando egoístamente ni se ha dejado dominar por su dolor y amargura. Hay una lección para todos nosotros: si permitimos que nuestra amargura nos maneje, terminaremos acusando a Dios de nuestro infortunio y no veremos las muchas formas en que Dios nos cuida. Si queremos ser rescatados por Cristo, debemos abrir nuestro corazón a él y no negarnos a su misericordia a causa de nuestra rabia o dolor. 
 
2. ¿Cuál es la estrategia de Noemí?

La estrategia de Noemí es bastante simple. Ha interpretado la buena voluntad de Booz hacia su nuera como una buena señal. Rut debe invitar a Booz a cumplir sus deberes como redentor. Las instrucciones son bastante gráficas, casi podemos ver a Rut arreglándose para la ocasión confiando en el criterio de su suegra. ¿De qué color habrá sido el vestido? En el cielo le podremos preguntar a Rut.

Al final de la cosecha de cebada, todo el grano era llevado a la era. Allí se aventaba el grano para separarlo de la paja. Era un momento de gozo, ya que se recibían los frutos de tanto trabajo. Rut debe ir allá e informar a Booz que ella desea ser rescatada. La forma de hacerlo es seguramente una costumbre del pueblo y que Rut, moabita, no conocía. Por eso la instrucción tan detallada. 
 
3. ¿Cómo responde Rut?

Rut responde con un ‘haré todo lo que me has dicho’. ¿Qué sucederá? Todos queremos saber qué sucederá en esta historia de amor. Dado lo que ya conocemos del carácter de Rut, debemos interpretar todos estos hechos como perfectamente legítimos y morales. 
Quien debe rescatar a Rut es el pariente cercano, pero Rut no es pasiva en esto. Podemos ver en su comportamiento lo que Dios espera de nosotros. Como Rut, dependemos totalmente de nuestro rescatador, pero no podemos ser pasivos. También debe haber de nuestra parte un acto concreto de entrega a Dios. ¿Le has abierto tu corazón a Dios? ¿Te has preparado para el rescate de Cristo?
 
Piensa: Las circunstancias hicieron que Noemí cambiara de actitud. Ahora está haciendo planes, debe lograr que Rut se case y así el nombre de su familia no desaparezca. ¿Qué maneja tu actitud?

Oración
Ideas para la oración: Agradece a Dios porque él es fiel, aunque no lo percibamos. Démosle gracias porque Dios provee una salida, aunque a nosotros nos cueste verla. Pídele que siempre confíes en él.

Libro de Oración Común chileno. Oración para el viernes santo.

Él fue traspasado por nuestras rebeliones,
y molido por nuestras iniquidades;
sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz,
y gracias a sus heridas fuimos sanados.
(Isaías 53:5)
Todopoderoso Padre, cuyo bendito Hijo, por su solo perfecto y suficiente sacrificio, ha abierto para nosotros un camino nuevo a tu presencia; concede que acercándonos a ti con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, podamos encontrar limpieza y paz; y danos tu gracia para que mantengamos firme la profesión de nuestra esperanza y nos sirvamos unos a otros con amor y buenas obras; por los méritos del mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.