Reflexiones de Adviento

Ezequiel 36:26. Les daré un nuevo corazón, y les infundiré un espíritu nuevo; les quitaré ese corazón de piedra que ahora tienen, y les pondré un corazón de carne. 

En este segundo domingo de Adviento, nuestra reflexión estará en las palabras de otro gran profeta: Ezequiel. 

Aquí encontramos una gloriosa promesa y una agradable esperanza. Un nuevo espíritu y un nuevo corazón, provistos por Dios mismo, que es soberano, amoroso, justo, misericordioso y fiel. En este segundo domingo de esta breve serie, podemos regocijarnos al saber que Dios tiene el "Sí" y el "Amén" dentro de Él. Sus promesas y planes no se frustran, por lo que podemos confiar y dar gracias. En un mundo sin esperanza y con corazones cerrados, confiamos en que el poder de Dios puede hacer algo nuevo y traer una magnífica transformación en muchas vidas. 

Ora con nosotros: 
Señor, Dios nuestro y Padre nuestro, qué bueno es descansar en tus brazos amorosos y tus propósitos soberanos. Qué bueno es ser guiado por tu diestra. Alabamos tu nombre por lo que eres y por tus promesas, porque sabemos que el que promete es fiel para cumplirlo. Oramos en el precioso nombre de Jesús, Amén.