Todo el cielo es de Dios

¿Qué hace que el cielo sea el cielo? ¿Qué hace que la nueva creación sea realmente nueva? ¿Es que no hay dolor? ¿O que es un lugar donde nos reuniremos con aquellos a quienes amamos que han muerto en la fe, de tal manera que todo será dulzura? Sin negar ninguna de esas cosas, ciertamente lo que hace que el cielo sea el cielo y la nueva creación sea nueva es que Dios está allí y tenemos acceso ilimitado a él. En la actualidad caminamos por fe, amando a Jesús a quien no podemos ver (1 Pedro 1: 8-9), pero allí siempre lo tendremos delante de nosotros, nunca se ocultará de nuestra vista:  «Ya no habrá más maldición. El trono de Dios y del Cordero estará allí, y Sus siervos le servirán. Ellos verán Su rostro y Su nombre estará en sus frentes.. » (22: vv3-4 NBLA).

Una de las descripciones más cautivadoras del cielo y la tierra nuevos tal como los tenemos en los dos últimos capítulos del Libro de Apocalipsis, es cómo la radiante presencia de Dios toca todo, en todas partes; «La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que la iluminen, porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera». (21:23).

La gloria de Dios no es algo separado de Dios mismo, como tampoco los rayos del sol están separados del sol. El ser de Dios es glorioso, brilla para iluminar y otorgar vida, su «bondad comunicativa y difusora» para usar la frase de Richard Sibbes. Como el sol da luz y calor, la gloria de Dios está en darse a sí mismo en el Señor Jesucristo por el Espíritu Santo. O, en palabras de Michael Reeves, «La hermosa gloria del Dios trino es un amor radiante y de auto entrega».

La persona de Cristo es la lámpara que brilla, iluminando todo y a todos. De manera similar, en el capítulo 22, el Señor ilumina; el trono está en el medio de la ciudad, en contraste con los primeros capítulos de Apocalipsis, donde está en el cielo, fuera de la vista de los simples mortales. Pero no en la nueva era, cuando Dios estará en todas partes de manera que ningún rincón de su universo escape a su presencia trina, deslumbrante y efusiva de amor.

Quizás nadie ha descrito esta realidad anticipada de que todo el cielo es de Dios, su fuente y meta, mejor que Jonathan Edwards, «Dios es la herencia de los santos; él es la porción de sus almas. Dios es su riqueza y tesoro, su alimento, su vida, su morada, su adorno y diadema, y su honor y gloria eternos. No tienen a nadie en el cielo sino a Dios; él es el gran bien al que se recibe a los redimidos al morir, y al que se levantarán al final del mundo. El Señor Dios, él es la luz de la Jerusalén celestial, y es el ‘río del agua de la vida’ que corre, y el árbol de la vida que crece ‘en medio del paraíso de Dios’. Las gloriosas excelencias y la belleza de Dios serán lo que siempre entretendrá la mente de los santos, y el amor de Dios será su fiesta eterna. Los redimidos ciertamente disfrutarán de otras cosas; disfrutarán de los ángeles y se gozarán unos de otros; pero lo que disfruten en los ángeles, o entre ellos, o cualquier otra cosa que les produzca deleite y felicidad, será lo de Dios que se verá en aquellas cosas».

Oración
Dame a saber que el cielo es todo amor,
Donde el ojo afecta al corazón,
Y la vista continua de tu belleza
Mantiene el alma en continuos arrobamientos de deleite.
Dame a saber que el cielo es todo paz,
Donde el error, el orgullo, la rebelión, la pasión no impulsan a nadie.
Hazme saber que el cielo es todo gozo,
La meta de los creer, ayunar, orar,
Lamentar, humillar, vigilar, temer, lamentarse;
Llévame a mi casa.

Ora con nosotros la petición de oración de hoy:

Iglesia Anglicana en Nepal. El gobierno tiene una actitud estricta y antagónica hacia las iglesias. Oren por la seguridad de las iglesias anglicanas y para que al buscar el bienestar de sus comunidades se las vea compartiendo la bondad de Dios.

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